martes, 3 de agosto de 2010

La hoja cede y cae

Es como esperar a las hojas de las últimas ramas,
que brinquen y caigan en el suelo de mis manos,
con lunares fríos y negros de guerras,
y ser tan dependiente del viento y de su ablandecer tan promiscuo.
Tan así es esperarte, sabiendo que caerás simplemente,
Sin si quiera esperarme, sin ser como la noche antes de acabarse
que habiendo sido penumbra se hace néctar de luz.
Y yo lo sé. Hoy te vas tan pensativa:
que ni los fríos brazos de las mentiras,
que ni su sonrisa tan falsa te estrangulará la duda que sembré con mi mirada,
para recordarte y para quitarte el sueño.
Y así pruebes hoy la mentira de carne, de fluido silente y dormido,
no será por mucho hasta que despiertes,
para verte mañana, oculta otra vez en tu escalofrío,
que te recorre completa al verme.

27 de julio del 2010
Vl. Chévez

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