martes, 31 de agosto de 2010

DIGAMOS QUE FUISTE


el sombrío amanecer,
mi noche revolcada de estrellas,
la mirada del rayo detenida,
los reflejos del mar en las pupilas,
los besos delicados de la tierra
en el mismo segundo que cae la semilla.

Fuiste más que un canto profundo,
un canto antiguo, eternizado,
los matices de un cuerpo reflejado
en la muralla del corazón,
digamos que estuvimos siempre juntos,
que lo nuestro fue una historia común,
que fue tan fácil, que todo estuvo hecho y no inventamos nada.

Desarmemos la historia compleja
y llenémonos de sencillas mentiras,
para hacer más fácil el trabajo de este negro dolor,
que está borrando todos los murales pintados con besos,
toda tu piel absorta de mí, que está haciendo caer las hojas de nuestros recuerdos,
hacía un frío suelo gris.

Digamos que no esperamos esto, que fue el destino,
echémosle el muerto a cualquiera y vivamos felices sin nuestras culpas,
mientras aceptamos por dentro que nos amamos tanto,
que siempre nos quisimos, hasta cuando nos odiamos,
mientras escuchemos mentiras, crecerán aún más nuestras verdades,
seremos como esas aves que vuelan lejos de las costas,
perdiendo la tierra y regresando, de vez en cuando,
así regresaremos a vernos, así regresaremos a amarnos,
así sea en un sueño, así sea en un canto. En un dulce canto.

Y yo recordaré que no fue fácil, que no había nada e hicimos todo,
que encontramos la manera y el modo de enamorarnos,
contra todo, contra tantos, que no fue una mañana gris ni una soleada tarde,
que fueron tus ojos, que fue tu voz, cuando despertaste las negras ojeras de mi soledad.

Domingo 15 de agosto del 2010
Amores y otras melancolías.

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