sábado, 28 de agosto de 2010

Haiku, epílogo de un sacrificio


Mencionar a veces, la historia magnifica.
No sobrepasa esta nota musical que hay en mi pecho,
la misma que roza el cielo, un lecho de paz,
la suma del deleite de muchos suspiros
el aleteo fugaz de una imagen
mencionada en el fulgor de una hoguera.

Ya es costumbre
esperar con ansias de niño
tu recuerdo

Claro observo
Hoy me salte un hecho
Estar vivo

Dimensiono voraz
Tu aura matutina
En un instante bello

En tu lado oscuro
reptan transmutándose,
besos y hechizos

Llegó ocultando
Viles azufrosos
La rana pantanera

Cambiar a cuentas
De lo que imponen:
¿Por la tele?

Se fraguó
La oportunidad
De morir, amaneció.

La tierra un horno
encendido con carne
de Homo sapiens

Se borran los paisajes
Grises violentos
Invaden todo

Aleluyas a mi espalda
Rezos, cantos, versos,
Tocaron campanas

No temeré
Gitana, tu brujería mala,
Tus ojos de ojeras

Hoy encontraré
Al filo de la media noche,
Un sueño escondido.

Se basan en mentiras
Algunas historias,
La noticia de la tarde

Ya cambió el cielo
El agua baño
La última piedra

Invitado molesto
Te sientas a mi lado
Frio cansino

Cuando las manos
restriegan los ojos
los ojos a las manos

Este camino
que se llama tierra
finaliza

Nos caemos
todos los días
en infierno o cielo

No piden limosna
los mendigos,
piden que despertemos

Elegante y sobrio
sombrero fúngico
decoras el muerto

Girando
Amarillo iluminado
Girasol

Detenido el tiempo
Eterno el momento,
El amor

Era la pared,
Grande roca, abismo,
Hogar de orquídea

Tus labios muestran
Un color de seducción
Néctar del beso

Entreabierta la puerta,
Anaranjado el geranio
Baila con el sol

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