domingo, 18 de julio de 2010

TRÉBOL AD HOC

Te detuviste bajo mi árbol.
Todo lo que te dije fue para ti agua, pan, perdón,
-reí de tu inmovilidad- no te escapaste con el viento.
Todo lo que luché por retenerte fue valedero.
Una pequeña cerca imaginaria bastó.

Si ni el sol te alcanzaba, menos el mal del hombre.
Te cuide con gratitud, con bondad de clérigo.
Brindé los más caros frutos de mi ser para ti.
Y no entendí sólo una frase de estos tiempos:
Que atraes la suerte.

Trébol.
Para mí todas tus hojas verdes,
todo tu tallo delicado, fino, perfecto
son apreciables por ser un ala de universo
donde el viento de los hombres (caos)
se balancea a tus costados.

¿Suerte?, la suerte no es más que un reflejo de impotencia.
Suerte por tus ojos verdes mirándonos desde lo profundo de los bosques.

15 de julio del 2010

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