domingo, 18 de julio de 2010

PSEUDOPAZ EN EL MUNDO NUEVO,

(Después de todos los sufrimientos,
cuando Dios recibió en el cielo a los caídos en todas las guerras,
y en las noches en que el dolor ganó)

I

Todo lo que estaba cubierto,
Por el manto de sol se levantó en la más bella canción de amor,
Entablada en las pieles de antaño, los cantos libertarios de justicia,
En la noble procesión de vida, contra todo aniquilador tirano.
Que aplastó la paz entre los hombres, que sepultó sus brazos amigos,
Que erigió la muerte en las ciudades, en todo ser que respiraba.
Una bandera azul de nobleza y paz se batía al viento emocionada,
Por ver nacer sus hijos nuevos, bañados en la dorada armonía,
En el único sincero verso que mancillaba la hegemonía del dolor.

II

Los hermanos de la desdicha en la tortura se abrazaron,
En los hogares reconstruidos con las ilusiones guardadas en los bancos,
En el cielo límpido quedaron sus miradas en el encierro.
La villa de buenos campos reflorecía, como sus brazos de amarillo puro,
Y el sonido de hermandad se hacía ola inmensa que arrasaba,
Estepa, río, montaña, verde prado o desierto verdugo,
Donde quiera que el hombre estaba, su paz se reconstruía,
Dentro de él su vida estaba creciendo siempre, hacia lo alto, como cometa de luz,
Una red de sueño, se pintaba de rojo y celeste, de blanco y purpura, de regocijo,
Al ver a los hacedores de ideas colmado de amor, en un rincón la desdicha sola,
Vagaba y moría sin miedo enfrentando el nuevo mundo de amor.

III

Pero un remanente de infierno aún recorre las calles y las nostalgias,
De vez en cuando trepa las paredes de la aceptación y desgrana, y muerde el alma,
Que todas las fuerzas humanas no podrían contenerla, en su función macabra de dolor,
Vienes a mí como un poder de fuego, de tantas penas sumergidas en desgracias,
Que no tengo remedio, que no puedo luchar, atadas mis manos por el pasado:
El Holocausto, España y su guerra perdida, la partida del Che,
Son lanzas en los corazones más humanos, que hacen suya cada pérdida, cada dolor,
Son pocas y buenas las cosas que detienen el pequeño infierno,
Pero enumerarlas no sería aconsejable para esta ocasión,
Cuando el esplendor de la vida vuelve y deja el pasado buido en un marco,
Con un estandarte de perdón, la puerta se abrió para los justos, en un rincón del cielo,
Se pusieron pedestales, para cada causa tan buena, para cada vida perdurable,
Más allá de la muerte, más allá del tiempo en su legado imperecedero,
Está claro que en otro lugar no terrestre, ellos ganaron,
Sólo quisiera que mi alma esté pronto en ése lugar.
6 de Julio del 2010

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