domingo, 18 de julio de 2010

CACERIA

En la cacería de mal,
Todo cuanto triste y verde era la ilusión tranquila,
Del humo y ruido invasor que construía penumbras,
En las aves grises y amarillas los velos de la selva se resquebrajaron,
En las pupilas de los dueños del sol y el canto se volcaba el mal del petróleo.

Han llegado a arrasar la tierra los colmillos de metal,
Y las estatuas vitales caen en un remolino de ramas y hojas,
Consumido el resplandor eterno de su sombra, triste el paraje del caos verde,
En cuanto el orden y expresión de la vida se tumbo al piso a llorar,
Mientras colmaba su alma, de cristales y aguaceros, en un morir profundo y seco.

Las brisas no llevaron su aroma de sauce y liana,
En cada recodo de su aurora, los matices de orquídeas enlutaron solos,
Una resina espesa cubrió el suelo, como una maraña mineral de destrucción,
En cada célula latiente se apagó el matiz dorado de lo vivo,
Para pasar a una historia de cortezas negras, de humus sonámbulos de carbón.

La danza perfecta de los seres, del universo hablante y colorido,
En cada gota de sangre milenaria, en todo esplendor de ojos y aliento,
Se pintaba la mano destructora, la codicia tomó forma de betún de infierno,
Y el dolor se enmarañaba en cada árbol, en todo río, en todo ocaso y despertar,
Donde el hombre milenario, dedo de un puño de creación, se volcó al sufrir más siniestro

9 de Julio del 2010

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